Relatos de un Gigante # 3: Kaxumekua
- Matias Avramow
- 7 abr 2021
- 4 Min. de lectura
“Cada cultura, tiene su propia organización social, su forma de gobierno, sus leyes, su propia filosofía, una espiritualidad única y sus propios valores éticos y morales, que la hacen diferenciar de las otras existentes.
Matías Avramow
Hace unos días pasaba en bicicleta por la carretera que da vuelta al Lago de Pátzcuaro. Ya al kilómetro 65, cansado y con hambre voraz, me desvié hacia Jarácuaro, un poblado muy cercano al agua. Entré en el pueblo y me metí en un puesto de carnitas, la gente me veía raro y no me saludaba, pero yo con el hambre ni caso hice.
En la sobremesa me puse a hablar con la señora que estaba haciendo las tortillas y de pronto, se abrieron de un golpe las puertas del lugar. Habrá tenido 50 años a lo mucho, era una señora, cubierta en lágrimas y ojos de terror. Me llamó mucho la atención, y no sólo a mí. Todos dejaron de verme y se enfocaron en esta mujer purépecha; desolada y asustada. Escuché su voz, le dijo a la cocinera “¿dónde está Parhi?” “Ya me gritaron que mi hija tenía yerno”. También escuché que según se decía en el pueblo, ya era hora de que le robaran a su nieta, y que hasta pretendiente había.
Itzuri -la cocinera- le respondió tajante “Ay mamá, ya no es tan así, a Parhi no se la van a llevar. Se va porque quiere”. La abuela no dejó de verla con susto, y le dijo que si se iba porque quería, ¿por qué no solo pedía su mano? ¿Por qué se la robaban? A lo que respondió “Mamá… el novio no se llevaba bien con tus hijos”.
Teresa, la abuela, habia vivido un robo también, hace mucho tiempo, por su difunto esposo. Dicen que en esa época los robos iban en serio, y a ella se la llevaron un viernes entre Rafael -el esposo- y sus amigos. Llegaron a donde vivía con sus padres, entraron a la casa rompiendo todo y se la llevaron como costal hasta el caballo. Ese fue el último día que durmió en su cama, y el último día que vivió soltera.
Le tocó un esposo malo, borracho y que no seguía en ningún sentido el kaxúmbekua. Ella tejía sombreros todo el día y el esposo solo se iba a comprar cerveza para luego madrearse al que se le pusiera enfrente; el problema era que Teresa era quién estaba cerca de él casi siempre. Para resumir el horror, fue un alivio para ella, sus cinco hijos y dos hijas, que Rafael muriera.
No es sorpresa que la abuela estuviera tan espantada, y no podía creer que su hija estuviera tan tranquila. Pero Itzuri la calmó poco a poco. Le dijo que se la iban a robar porque sus tíos no querían que se casara tan joven. Al parecer, el pretendiente no sabía mucho del trabajo de campo y ella aún no sabía todas las tareas del hogar. Pero eso no importaba mucho porque ellos buscaban otro camino.
Unas semanas antes anunciaron en un grupo de facebook que en Pichátaro estaban contratando gente para irse a Estados Unidos a trabajar en una empacadora. El joven enamorado le propuso a Parhi irse allá, pero su familia no le dejaría si no se casaban antes. Era una muy buena oferta, porque con la pandemia no había otra forma segura de irse. La decisión fue rápida y sin mucho pensar, se iban a casar lo antes posible, y no iba ser sin el temido robo.
La noche anterior, Parhi había desaparecido de su casa. Ya después de unas semanas que volví al lugar, la cocinera me contó que ya habían ido a pedir perdón a la casa de Teresa. Hubo dos días de fiesta, comida y alcohol. Me mostraron una foto de ellos. La joven pareja parecía feliz, estaban juntando sus cosas para irse en noviembre y se casarían a mediados de octubre. Ya todo estaba arreglado por sus familias. Teresa estaba en el puesto ese día, y no pude dejar de sentir su angustia y su miedo profundo; el terror de que su nieta pasara lo mismo que ella. La verdad es que ni ella, ni su madre sabrán cómo será eso; al menos por un tiempo. Antes de que me fuera, Itzuri me dijo “Yo creo en esos dos, aunque se vayan lejos y no regresen, van a seguir viviendo en el rumbo del kaxúmbekua. Ellos se quieren desde más chicos, ya los veías en las fiestas bien juntitos; primero dios, van a estar bien… si, van a estar bien”.
Nuestra CULTURA P’URHÉPECHA – Tenía sus propios valores, una de ellas y la más importante era la “KAXUMBEKUA” que era primordial para el buen comportamiento dentro de nuestra sociedad. Traducirlo literalmente sería “EL RESPETO” pero esto va más allá que una sola palabra, más bien es un conjunto de principios morales que sirven de guía para el buen comportamiento, se pueden agregar más términos como: “LA BONDAD, LA OBEDIENCIA, LA HUMILDAD, LA SINCERIDAD, O LA DISCIPLINA" y otros mas que pudieramos conjuntar en uno solo. Ésta era la base para estar en armonía en las relaciones sociales, familiares y con el medio ambiente.” Huichu Kuakari , 2008
Septiembre 30, 2020
Referencias
Huichu Kuakari. (2008). Kaxúmbekua. Purepecha_mx. Extraído de: https://www.purepecha.mx/threads/3349-KAXUMBEKUA
Manrique Diana. (2019). Pastorelas de Turicato. [Fotografía]
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