Un Consumo No Tan Consciente: El Mito Del Discurso Ambiental
- Matias Avramow
- 7 abr 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 4 ago 2021

Matías Avramow
En la actualidad, y sobretodo, las nuevas generaciones tenemos más presente la crisis ambiental. Sabemos que existe, sabemos que es un problema y en general, asumimos supuestos sin darnos el tiempo para corroborarlos. Uno de los supuestos más afamados es el del consumo consciente. Sin pensarlo mucho, creemos que con este vamos a solucionar todos los problemas ambientales. Al menos esto lo vemos en las campañas de marketing, canales de YouTube, y publicaciones de la gente “fit” u “orgánica” (mayormente poblada por la pequeña burguesía y la burguesía “consciente”).
Universidades, instituciones, y figuras de alta influencia nos llenan con la idea que, si consumimos local, orgánico (no industrial), y nos dedicamos a reducir, reciclar y reutilizar vamos a hacer frente a la desertificación, contaminación de agua, aire y suelo; y a la pérdida de cubiertas forestales. Es necesario someter este discurso a una crítica minuciosa, puesto que parece ser que, siguiendo este supuesto, es muy sencillo acabar con todos los problemas ambientales. Tan sólo tenemos que posicionarnos como consumidores responsables sin siquiera cuestionar el cómo se producen las mercancías, ni cuáles son los grupos de poder que dirigen estas grandes industrias que sí deciden lo que consumimos. México es un país con una altísima degradación ambiental en diferentes ámbitos. Un primer ejemplo es el agua. Un bien que hoy ya cotiza en la bolsa y se agrega a las mercancías especulables para inversión y venta. Este recurso cada vez se vuelve un tema más importante, y cada vez más personas tienen que luchar para obtenerlo. Supuestamente en este país, la mayor parte del agua (76%) se gasta en agricultura, mientras que, alrededor de un 10% es utilizado por la industria, dejando un 14% al consumo directo. Este es un análisis más que impreciso y parece un poco maquiavélico. La industria agrícola cubre la mayor parte de la producción de alimentos y materia prima. Es muy diferente adjudicarle la responsabilidad del gasto hídrico al campesino, cuando éste es un peón más de una industria capitalista.
Pongamos el ejemplo del aguacate en Michoacán. Esta mercancía ha proliferado desde mediados de los años 90 y tiene gran importancia en la región. Sin embargo, es bien sabido que la mayor parte de las ganancias de esta industria se va a las (alrededor de 100) empresas empacadoras y a la especulación sobre la producción. La Asociación de Productores y Empacadores de Aguacate de Michoacán (APEAM) concentra gran parte de estas empresas, que parecen mudas cuando se habla de la pérdida y contaminación de agua en la región. Siendo que cada árbol consume entre 80 y 160 litros por semana, esta mercancía ocupa grandes cantidades de agua para su cultivo; esto sin mencionar todos los fungicidas y pesticidas utilizados y combinados con agua… obviamente. Para el 2010, la extensión de aguacate sólo en Michoacán era casi tan grande como el tamaño de la Ciudad de México, hoy la supera. ¿Cuántos litros de agua serán necesarios para abastecer una producción que crece brutalmente año con año?
Casos como este se reproducen en el cultivo de berries, limón, o productos cárnicos, y forman parte de la no tan sonada pero sí importante INDUSTRIA AGROPECUARIA. Sin embargo, pasan desapercibidas, ya que los discursos hegemónicos se dirigen hacia la responsabilidad individual sobre los impactos ambientales.
Ahora bien, ¿de qué sirve el consumo consciente si la mayor parte de estos productos son de exportación? ¿Quiénes son los “individuos” que deben concientizarse en este caso? ¿Nosotros, o los habitantes e industrias consumidoras de estos bienes? Porque este país exporta el 96% de su aguacate, 98% de las berries, y el año pasado nos convertimos en el segundo país con mayor exportación de carne -bovina- a Estados Unidos (alrededor del 86% de la producción nacional para exportación); casualmente alrededor del 80% de la carne -también bovina- que importamos, viene del país vecino.
Estos productos a su vez se procesan una, dos y diez veces antes de llegar a las manos de algún consumidor distraído que quería un chocolate que, casualmente, tenía “aceite de aguacate” o algún otro microcomponente proveniente del campo mexicano. Entonces, ¿cuál es la magnitud del impacto que hacemos como consumidores? y, ¿qué importancia tenemos en la producción y explotación de recursos en nuestro territorio?
Nos han hecho creer que los consumidores tenemos una decisión sobre ¿qué? y ¿cómo? se producen las mercancías. Es claro que esto es una falacia. El frente que se ha de formar para luchar en contra de los que han desertificado, vaciado y contaminado, es principalmente política. No podemos esperar que una simple decisión de consumo cambie mucho. No podemos sentirnos bien con nosotros mismos, y esperar la buena voluntad de los políticos y empresas que no sobrevivirían sin la explotación barbárica del territorio.
La visión pequeñoburguesa del “consumo consciente” no hará más que sustituir mercancías nocivas, por otras “menos nocivas”, pero el daño seguirá e irá en incremento; la degradación también, y cada vez serán menos los que puedan aspirar al derecho a un ambiente sano proclamado en nuestra constitución. Consumir conscientemente puede ser algo bueno, sino se piensa como una solución, más bien como un componente secundario o un “no voy a meterme tanta basura”. La solución a los grandes problemas ambientales, que claramente provienen de la producción y acumulación capitalista -representada por las grandes empresas, tanto agrícolas, como siderúrgicas, mineras, silvícolas y demás- va mucho más allá de las decisiones individuales. La organización y formación política es fundamental para esclarecer las nebulosas creadas por las campañas de marketing y propaganda. En las siguientes publicaciones continuaré hablando de casos más particulares para esclarecer varios “mitos” de lo discursivo y lo concreto en el debate ambiental.
Fuentes
APEAM. (2020). Directorio de empacadores autorizados. APEAM. Extraído de: http://www.apeamac.com/empresas-empacadoras-exportadoras.../
CONAGUA. (2020). Cuidemos y Valoremos el Agua que Mueve a México. CONAGUA. Extraído de: http://www.conagua.gob.mx/.../Docum.../carrera_agua_2015.pdf
Forbes Staff. (2020). México se coloca como el segundo proveedor de carne de res importada de EU. Forbes México. Extraído de: https://www.forbes.com.mx/economia-mexico-se-coloca.../....
Huerta Juan Carlos. (2019). Las berries ya son el tercer producto agrícola de México más exportado. El Financiero. Extraído de: https://www.elfinanciero.com.mx/.../las-berries-se...
SAGARPA. (2018). Reporte del Mercado de Carne Bovina. Gobierno Federal. pp.1-13 Extraído de: https://www.cima.aserca.gob.mx/.../Reporte_mercado_bovino...
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